EL PLNETA DE LOS SIMIOS .....CALCULADORES
La etología y la psicología animal aportan continuamente datos que confirman que no somos tan especiales como creemos y que esas capacidades que creemos únicas en nuestra especie se encuentran en otras que nos precedieron en la evolución. Una de estas capacidades es el sentido del número y las habilidades matemáticas.
Con respecto al sentido del número se vio hace ya más de una década que tanto ratas como chimpancés presentan capacidad de abstracción para adquirir el concepto de número. A estos animales se les presentaban dos estímulos iguales (dos sonidos, dos haces de luz, etc.) y a continuación debían pulsar una palanca para obtener una recompensa. Pues bien, cuando estos estímulos se intercambiaron (i.e. luz+sonido, sonido+toque en el rabo, etc.) los animales sólo pulsaban la palanca cuando habían percibido dos estímulos y no uno o tres. En otro experimento con chimpancés se les presentaba un vaso medio lleno de un líquido azul y a continuación se les daba a elegir entre dos vasos, uno medio lleno y otro ¾ partes (la elección correcta consistía en escoger el vaso idéntico al de muestra). Los animales elegían casi siempre el vaso que contenía una cantidad de líquido igual a la del vaso de muestra (también se realizó la prueba con vasos de muestra llenos ¼ parte y ¾ partes). Lo sorprendente fue que para comprobar hasta qué punto los chimpancés eran capaces de abstraer, realizaron el experimento como sigue: de nuevo les presentaban un vaso con una cierta cantidad de líquido, por ejemplo ¾ partes y a continuación les presentaban una manzana o una porción que representaba ¾ partes de la manzana. ¡Los chimpancés eran capaces de asociar el vaso lleno ¾ partes con las ¾ partes de la manzana!
En cuanto a sus capacidades matemáticas, se ha visto que son capaces de trabajar con sumas sencillas, en algunos casos incluso con fracciones. Se les presentaba ¼ de manzana y ½ vaso de leche y a continuación se les ofrecía un disco completo o ¾ partes del disco. Los animales debían escoger la porción que resultaba de la suma de las dos porciones previamente presentadas. De nuevo los chimpancés escogían acertadamente (en el ejemplo, elegían el fragmento que constituía las ¾ partes del disco).
También se ha descubierto en experimentos con chimpancés que en ellos se da, al igual que en humanos, el fenómeno denominado congruencia semántica, que hace tiempo se creía que era dependiente exclusivamente del lenguaje. Este fenómeno se basa en lo siguiente: cuando comparamos dos objetos pequeños tendemos a decir “el anillo es más pequeño que la pulsera” (y, de hecho, elegimos más rápido el objeto más pequeño), pero si los objetos son grandes entonces decimos “el avión es más grande que la casa” (y elegimos más rápido el objeto más grande).
Para comprobar si este mismo fenómeno se daba en chimpancés mostraron a algunos de ellos dos conjuntos con cantidades aleatorias de puntos en una pantalla táctil. Cuando el fondo de la pantalla era rojo los animales debían elegir el número mayor y cuando era azul, el número menor.
Los resultados mostraron que la congruencia semántica se daba también en los chimpancés y que cuando las cantidades de puntos eran pequeñas (i.e. dos frente a tres) los monos elegían más rápido el número más pequeño que cuando se les exigía elegir el más grande. Los chimpancés mostraron altos grados de eficacia al realizar esta prueba condicional, lo que muestra que existe una semejanza clara entre el pensamiento numérico de primates humanos y no humanos.
Las matemáticas y la capacidad para discriminar cantidades son obviamente capacidades con un alto valor adaptativo pues permiten a un animal discriminar aquellos lugares donde hay más comida, menos depredadores o más posibles parejas sexuales. Por eso no es sorprendente descubrir que algunos animales posean ya capacidades matemáticas aunque sea a un nivel básico (nuestra mayor capacidad cerebral daría lugar a capacidades matemáticas más desarrolladas) y comprobar que, como diría Monod, y antes que él Demócrito, no somos más que el resultado de un continuo fruto del azar y la necesidad.
Con respecto al sentido del número se vio hace ya más de una década que tanto ratas como chimpancés presentan capacidad de abstracción para adquirir el concepto de número. A estos animales se les presentaban dos estímulos iguales (dos sonidos, dos haces de luz, etc.) y a continuación debían pulsar una palanca para obtener una recompensa. Pues bien, cuando estos estímulos se intercambiaron (i.e. luz+sonido, sonido+toque en el rabo, etc.) los animales sólo pulsaban la palanca cuando habían percibido dos estímulos y no uno o tres. En otro experimento con chimpancés se les presentaba un vaso medio lleno de un líquido azul y a continuación se les daba a elegir entre dos vasos, uno medio lleno y otro ¾ partes (la elección correcta consistía en escoger el vaso idéntico al de muestra). Los animales elegían casi siempre el vaso que contenía una cantidad de líquido igual a la del vaso de muestra (también se realizó la prueba con vasos de muestra llenos ¼ parte y ¾ partes). Lo sorprendente fue que para comprobar hasta qué punto los chimpancés eran capaces de abstraer, realizaron el experimento como sigue: de nuevo les presentaban un vaso con una cierta cantidad de líquido, por ejemplo ¾ partes y a continuación les presentaban una manzana o una porción que representaba ¾ partes de la manzana. ¡Los chimpancés eran capaces de asociar el vaso lleno ¾ partes con las ¾ partes de la manzana!
En cuanto a sus capacidades matemáticas, se ha visto que son capaces de trabajar con sumas sencillas, en algunos casos incluso con fracciones. Se les presentaba ¼ de manzana y ½ vaso de leche y a continuación se les ofrecía un disco completo o ¾ partes del disco. Los animales debían escoger la porción que resultaba de la suma de las dos porciones previamente presentadas. De nuevo los chimpancés escogían acertadamente (en el ejemplo, elegían el fragmento que constituía las ¾ partes del disco).
También se ha descubierto en experimentos con chimpancés que en ellos se da, al igual que en humanos, el fenómeno denominado congruencia semántica, que hace tiempo se creía que era dependiente exclusivamente del lenguaje. Este fenómeno se basa en lo siguiente: cuando comparamos dos objetos pequeños tendemos a decir “el anillo es más pequeño que la pulsera” (y, de hecho, elegimos más rápido el objeto más pequeño), pero si los objetos son grandes entonces decimos “el avión es más grande que la casa” (y elegimos más rápido el objeto más grande).
Para comprobar si este mismo fenómeno se daba en chimpancés mostraron a algunos de ellos dos conjuntos con cantidades aleatorias de puntos en una pantalla táctil. Cuando el fondo de la pantalla era rojo los animales debían elegir el número mayor y cuando era azul, el número menor.
Los resultados mostraron que la congruencia semántica se daba también en los chimpancés y que cuando las cantidades de puntos eran pequeñas (i.e. dos frente a tres) los monos elegían más rápido el número más pequeño que cuando se les exigía elegir el más grande. Los chimpancés mostraron altos grados de eficacia al realizar esta prueba condicional, lo que muestra que existe una semejanza clara entre el pensamiento numérico de primates humanos y no humanos.
Las matemáticas y la capacidad para discriminar cantidades son obviamente capacidades con un alto valor adaptativo pues permiten a un animal discriminar aquellos lugares donde hay más comida, menos depredadores o más posibles parejas sexuales. Por eso no es sorprendente descubrir que algunos animales posean ya capacidades matemáticas aunque sea a un nivel básico (nuestra mayor capacidad cerebral daría lugar a capacidades matemáticas más desarrolladas) y comprobar que, como diría Monod, y antes que él Demócrito, no somos más que el resultado de un continuo fruto del azar y la necesidad.
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