Esta reflexión surge tras una salida de campo realizada el 10 de abril del 2011 a la ciudad de Cartagena, más exactamente a Isla Fuerte, con el objetivo de realizar estudios para determinar la diversidad de ecosistemas y de poblaciones en la isla.
Durante la estadía en Puerto Limón (pueblo de la isla), presenciamos comportamientos bastante curiosos por parte de los perros que habitan en la misma. Estos perros, cuyas condiciones eran deplorables, puesto que muchos de ellos se encontraban en un gran grado de desnutrición y mal estado de salud, seguían de cerca a las personas que visitaban la isla.
Mientras que los visitantes se encontraban en sus actividades, los perros los perseguían con un objetivo claro: la obtención de alimento; alimento que conseguían tras lograr el apego sentimental con los visitantes, creando en ellos un sentimiento de tristeza y preocupación.
La fidelidad de los animales, tal vez utilizada como estrategia o por un simple instinto, se constituía en su retribución hacia las personas.
¿Cuáles son los límites entre la inteligencia y el instinto animal?
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